martes, octubre 25, 2016

Preguntas Poderosas, El arte de preguntar

Las preguntas sirven para muchas cosas. Poseen una extraña cualidad que es que no puedes dejar de responderlas, te obligan de alguna manera a reflexionar acerca de tu experiencia incluso si esa respuesta es un “no sé”, puesto que para llegar eso primero debiste pasar por pensar acerca de la pregunta que te hicieron y luego revisar tu experiencia.

Las preguntas son como faros que dan luz a lugares oscuros, por tanto una buena pregunta iluminara áreas antes desconocidas. Cuando le formulamos una pregunta poderosa a un cliente (paciente) o a alguien cercano le brindamos la posibilidad de que este pueda revisar su experiencia y sus recursos de forma diferente y a la vez de encontrar respuestas  que no creía poseer. Por lo general, la gente tiende a buscar respuestas en lugares conocidos, pero estas no están ahí, si no ya las hubiesen encontrado.

¿Cómo podemos formular preguntas poderosas?
Estas preguntas tienen que ser muy precisas. A continuación algunas características que deberían tener para ser consideradas poderosas:

1.  Suelen comenzar con la palabra “Qué”: no con por qué: Los por qué llevan a buscar explicaciones, e inciden sobre los valores, el qué tiene que ver con cambio: qué pasó, qué hiciste, qué podrías cambiar, qué podrías hacer distinto. El qué lleva a descubrir las situaciones y a poder cambiarlas; son preguntas más descriptivas.
A un “por qué” se puede contestar con “no sé”; las preguntas de qué, no tienen un no sé por respuesta.
2.   Conducen a la acción: este tipo de preguntas están orientadas hacia las soluciones. Por lo tanto no basta con la comprensión intelectual para poder abordar un objetivo o resolver un problema, sino que además debemos hacer algo al respecto.
3.    Es hecha en el momento adecuado: Este momento tiene que ver con que la otra persona se muestre dispuesta a conversar del tema; para esto nos sirve fijarnos en la información que transmite a través de su lenguaje no verbal.
4. Tienen un supuesto positivo a la base, por ejemplo: ¿qué aprendiste de eso? tiene el supuesto positivo de que aprendió algo; ¿qué opción tomaste? tiene el supuesto de que puede elegir el camino que tomó. Son preguntas que ponen a la persona como protagonista; estar en el lado de la víctima deja atrapado, hay un precio muy alto a pagar. Para ser parte de la solución HAY que ser parte del problema, no una víctima de éste, por eso es importante estar en el rol de protagonista.
5.   Abre nuevas miradas y posibilidades de futuro: Por ejemplo, qué vas a hacer la próxima semana, cómo te gustaría que fuera tu matrimonio, cómo te gustaría que te tratara tal persona, qué te gustaría hacer distinto. Estas preguntas nos dicen las metas, dicen dónde vamos y qué queremos construir.
6.   Se orientan hacia la solución: Por ejemplo, qué has hecho distinto alguna vez, cuándo esa persona ha reaccionado distinto, cuándo hiciste tu otra cosa, que otras soluciones has pensado. Las respuestas a estas preguntas, inevitablemente nos dirigen por el camino de solucionar situaciones.
7.  Están formuladas de acuerdo a la persona a la que se le está preguntando: Para que una pregunta “entre” debe ser hecha en el canal perceptual que para el otro es más familiar, por ejemplo, en lenguaje visual, auditivo o kinestésico. Además la persona debe acoplarse al lenguaje verbal y postura de su receptor.




"La felicidad se puede encontrar en los momentos más oscuros de nuestra vida, si tan solo recordamos encender la luz" A. B.


Ps. Vanessa Evans P. 

*Fuente: Coaching con PNL: Guía practica para obtener lo mejor de ti mismo y de los demás. Joseph O`Connor & Andrea Lages.





lunes, octubre 17, 2016

Las 10 emociones positivas y ¿Cómo cultivarlas?

Como habrán leído en artículos anteriores la positividad es un estilo de vida, una elección. Esta positividad abarca todo el repertorio de emociones positivas, y por lo mismo es que en este artículo, me quiero centrar en ellas.
 Las emociones positivas que mencionare a continuación fueron objeto de una de las mayores investigaciones a nivel científico realizada por Bárbara Frederickson  PH. D -y ganadora del “’Highest templeton prize in Positive Psychology”. Después de años de  estudiar las experiencias emocionales de cientos de personas  (estudiantes universitarios, hombres de negocios y mujeres en la mitad de la vida) considera que estas 10 formas de positividad son las que  “colorean” más frecuentemente  el día a día de la mayoría de las personas y que el cultivarlas tiene un efecto directo en nuestro bienestar.
Es importante eso si dejar en claro dos cosas

I.      Las emociones son:
-          Individuales
-          Dependen de nuestra interpretación interior que de circunstancias externas
-          Lo que inspira a una persona puede no generarle nada a otra
-          Lo que le divierte a una persona puede ofender a otra

II.     Que es importante conocerlas para poder hacer distinciones, es decir, si tenemos una paleta de 3 colores esta descripción nos otorga 7 colores más. Por tanto lo que antes para mí era alegría ahora quizás tenga más que ver con diversión.

¿Cuáles son las 10 emociones positivas?


Alegría: ocurre cuando nos encontramos en un entorno seguro y conocido, en donde la situación no exige un gran esfuerzo de tu parte y el rostro se ilumina con una sonrisa.
La alegría es radiante y ligera, al experimentarla los colores parecen más vivos.

Gratitud: abre nuestros corazones y activa en nosotros el botón de la “reciprocidad” genuina que nos mueve a hacer algo por aquella persona que nos hizo tanto bien.

Serenidad: Aparece cuando estas en un entorno seguro y conocido que no necesita demasiado esfuerzo de tu parte. Suele venir después de otras formas de positividad como la alegría, el orgullo, la diversión o el sobrecogimiento. Se la conoce como: “EMOCIÓN LUMINISCENTE”.

Interés: Al mismo tiempo que te sientes seguro, algo diferente te llama la atención y te llena de una sensación de posibilidad o misterio. Sientes una fascinación tremenda, un impulso  por explorar. Te sientes vivo y receptivo, puedes sentir  como tus que horizontes y posibilidades se amplían. (Por ejemplo cuando aprendemos algo nuevo o hacemos un curso)

Esperanza: “La esperanza es temer lo peor, pero anhelar lo mejor”, ella te sostiene, te impide rendirte a la desesperación. En lo más profundo, está la fe en que las cosas pueden cambiar.

Orgullo: El orgullo florece tras un logro del que sales airoso, genera el impulso de compartir los éxitos con los demás y es expansivo. 

Diversión: Cuando sucede algo inesperado que te hace reír. Es un hecho social dentro de un contexto seguro, por lo que es algo no serio.
Significa el impulso incontenible de reírse y compartir la jovialidad con los otros.

Inspiración: La inspiración cautiva nuestra atención, reconforta nuestro corazón y nos involucra. Crea un impulso a dar lo mejor de nosotros.
Es una forma de positividad que nos saca de nuestro ensimismamiento.

Sobrecogimiento: Surge cuando te topas con el bien a gran escala. Te sientes abrumado por la grandeza y, a la vez, pequeño y humilde.  Las fronteras se desvanecen y sientes que formas parte de algo superior a ti mismo.

Amor: Es la emoción positiva más frecuente y abarca todas las anteriores. Cuando sentimos amor nuestros cuerpos tienen una reacción biológica que incrementa nuestros niveles de oxitocina y progesterona, aumentando nuestra sensación de bienestar y reduciendo nuestro nivel de  estrés, lo que sin lugar a dudas  mejora nuestra salud y  calidad de vida.


¿Cómo podemos cultivar estas emociones?

Un buen principio es analizar qué tipo de pensamientos y acciones te provocan  estas emociones positivas y tenerlos claro para generarlas cuando necesites sentirte bien, entusiasmado o en calma. Otra idea es crear un archivo en tu computador con imágenes que te provoquen estas emociones: fotografías de personas, vivencias o lugares, música, citas o lecturas o cualquier elemento que te permitan transformar tu estado emocional.


En entradas anteriores de este blog también puedes encontrar otros tips para poder cultivarlas. 



Ps. Vanessa Evans P.


martes, octubre 11, 2016

"No supe que ponerme, y me puse feliz": Tips para aumentar nuestros niveles de felicidad.


Considero que al hablar de Felicidad una de las primeras preguntas que se nos vienen a la cabeza es ¿Qué la determina? Existen algunos mitos al respecto, que la autora S. Lyubomirsky, explica muy bien en su libro "La ciencia de la Felicidad".

Mito 1: "La felicidad se tiene que encontrar": La felicidad no está afuera esperando a que la encontremos, está dentro de nosotros. Es un estado mental. Por lo tanto depende totalmente de nosotros y de las actividades que hagamos las cuales nos llevarían a encender la positividad. (40%)
Mito 2: “La felicidad consiste en cambiar nuestras circunstancias”: Los cambios de nuestras circunstancias, por positivos y sensacionales que sean, en realidad, inciden muy poco en nuestro bienestar.  Lo que paso anteriormente, ya fue tendríamos que estar en un constante cambio para lograr mantener un cierto nivel de felicidad y eso se vuelve imposible. (No podemos ganarnos la lotería mes a mes) (10%)
Mito 3: “La tienes o no la tienes”: Nacemos con una carga genética o set point  que mantenemos la mayor parte del tiempo e independientemente de si nos pasan cosas buenas o malas  tendemos a volver a ese punto. (50%)

Por ende la pregunta es ¿Qué determina nuestra felicidad entonces?, ¿Qué hace que esta aumente? Según Lyubomirsky, lo que determina que esta aumente es el hacernos cargo de este 40%, el cual está compuesto por actividades y  pensamientos dirigidos a aquello que de manera personal nos genera felicidad.  




Por lo tanto, la pregunta ahora sería ¿Qué podemos hacer para aumentar nuestros niveles de felicidad? es decir, ese 40%. A continuación algunos tips para poner en práctica: 

1.  Jarro de la felicidad: consta en ir anotando día a día por un año las cosas positivas ocurridas. El objetivo es poder abrirlo a final de año y leerlo, lo que nos permitirá hacer un balance positivo de lo que fue ese año para ustedes. (para mayor información, leer dentro de este mismo blog, “El proyecto del jarro de la Felicidad”

2.  Diario de la gratitud: el objetivo es llevar este diario y en el anotar por un periodo determinado de tiempo las cosas por las cuales estamos agradecidos.  Este ejercicio al igual que el anterior, nos permite tener una visión más positiva de nuestro día a día y compensar a su vez los  hechos negativos que ocurren.

3. Realizar un voluntariado: antiguamente cuando nos sentíamos mal, siempre nos recomendaban ir a “hacernos un cariñito” (compras, ir a comer algo rico, en el caso de las mujeres ir a la peluquería, etc.) hoy y luego de varios estudios quedo demostrado que los niveles de bienestar que alcanzamos son más altos si es que por ejemplo nos inscribimos en algún voluntariado para ayudar a otro que nos necesita. El efecto es mucho mayor a lo anterior.

4.      Meditar: hay muchas maneras de hacerlo, incluso a través de la pintura.

5.    Mantener un estilo de vida saludable: que consta de 3 pilares fundamentales: comer sano, practicar algún tipo de deporte o ejercicio y por sobre todo dormir bien.

6.    Perdonar (carta de perdón): entendiendo que el perdón no tiene que ver con olvidar si no con dejar ir. Uno puede perdonar sin la necesidad de que la otra persona lo sepa, es algo más bien personal, por lo mismo esa carta puede ser escrita y jamás entregada.

Como estas hay miles más,  por lo mismo la invitación es a ponerlas en prácticas y a buscar nuevas que sirvan para este viaje que es el de la felicidad.

“La felicidad no es una estación a la que hay que llegar, sino una forma de viajar”
M. Lee Rumbech