Las
preguntas sirven para muchas cosas. Poseen una extraña cualidad que es que no
puedes dejar de responderlas, te obligan de alguna manera a reflexionar acerca
de tu experiencia incluso si esa respuesta es un “no sé”, puesto que para
llegar eso primero debiste pasar por pensar acerca de la pregunta que te
hicieron y luego revisar tu experiencia.
Las
preguntas son como faros que dan luz a lugares oscuros, por tanto una buena
pregunta iluminara áreas antes desconocidas. Cuando le formulamos una pregunta
poderosa a un cliente (paciente) o a alguien cercano le brindamos la
posibilidad de que este pueda revisar su experiencia y sus recursos de forma
diferente y a la vez de encontrar respuestas que no creía poseer. Por lo
general, la gente tiende a buscar respuestas en lugares conocidos, pero estas
no están ahí, si no ya las hubiesen encontrado.
¿Cómo podemos formular preguntas poderosas?
Estas
preguntas tienen que ser muy precisas. A continuación algunas características
que deberían tener para ser consideradas poderosas:
1. Suelen comenzar con la palabra “Qué”: no con por qué: Los por qué llevan a buscar explicaciones, e inciden
sobre los valores, el qué tiene que ver con cambio: qué pasó, qué hiciste, qué
podrías cambiar, qué podrías hacer distinto. El qué lleva a descubrir las
situaciones y a poder cambiarlas; son preguntas más descriptivas.
A un “por qué” se puede contestar con “no sé”; las preguntas de qué,
no tienen un no sé por respuesta.
2. Conducen a la acción: este
tipo de preguntas están orientadas hacia las soluciones. Por lo tanto no basta
con la comprensión intelectual para poder abordar un objetivo o resolver un
problema, sino que además debemos hacer algo al respecto.
3. Es hecha en el momento adecuado: Este momento tiene que ver con que la otra persona se muestre
dispuesta a conversar del tema; para esto nos sirve fijarnos en la información
que transmite a través de su lenguaje no verbal.
4. Tienen un supuesto positivo
a la base, por ejemplo: ¿qué aprendiste de eso? tiene el supuesto positivo de
que aprendió algo; ¿qué opción tomaste? tiene el supuesto de que puede elegir
el camino que tomó. Son preguntas que ponen a la persona como protagonista;
estar en el lado de la víctima deja atrapado, hay un precio muy alto a pagar.
Para ser parte de la solución HAY que ser parte del problema, no una víctima de
éste, por eso es importante estar en el rol de protagonista.
5. Abre nuevas miradas y posibilidades de futuro: Por ejemplo, qué vas a hacer la próxima semana, cómo te gustaría que
fuera tu matrimonio, cómo te gustaría que te tratara tal persona, qué te
gustaría hacer distinto. Estas preguntas nos dicen las metas, dicen dónde vamos
y qué queremos construir.
6. Se orientan hacia la solución: Por ejemplo, qué has hecho distinto alguna vez, cuándo esa persona ha
reaccionado distinto, cuándo hiciste tu otra cosa, que otras soluciones has pensado.
Las respuestas a estas preguntas, inevitablemente nos dirigen por el camino de
solucionar situaciones.
7. Están formuladas de acuerdo a la persona a la que se
le está preguntando: Para que una pregunta “entre” debe ser hecha en el
canal perceptual que para el otro es más familiar, por ejemplo, en lenguaje
visual, auditivo o kinestésico. Además la persona debe acoplarse al lenguaje
verbal y postura de su receptor.
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